Como mencionaba en la anterior
entrada, el gran reto del bloque era esbozar un proyecto flipped. Este reto estaba dividido en dos fases: crearlo y
publicarlo en la primera fase para su posterior evaluación por parte de otros/as
colegas docentes en una segunda fase. Pues bien, el proyecto que he diseñado tiene por descripción
(para que os hagáis una idea):
“¡Adelgacemos el gasto!
¿Cuánto consumo energético producen los
electrodomésticos que hay en nuestras casas a diario/semanalmente? ¿Cómo
podemos reducirlo?
El alumnado tomará conciencia de la cantidad
de energía que se gasta, el consumo económico que se produce y establecerá
propuestas para reducirlo con la finalidad de contribuir con la conservación
del medio ambiente.”
La fase de creación no me resultó
particularmente difícil. La razón es que la idea de cómo será mi primer
proyecto flipeado la tengo desde hace
tiempo. Surgió tras un debate en clase, durante el curso 2016/2017, mientras
era tutor y siendo una de mis funciones la de enseñar ciencias naturales. Eso,
sumado a las aplicaciones, recursos y herramientas web que nos han enseñado y/o
ofrecido en el curso ha facilitado la creación de este proyecto.
Sin embargo,
tal y como algunos de mis compañeros han señalado, me ha faltado concretar ya
que en algunos apartados no he entrado en detalles. Y es que no pensaba que
debíamos desarrollarlo tanto, mea culpa.
Afortunadamente, las críticas recibidas han sido constructivas y es algo que se
agradece, ya que gracias a las propuestas de mejora que ha habido el proyecto
se podrá llevar a cabo mucho mejor y será más significativo.
Luego, en cuanto a las
evaluaciones que he tenido que realizar diría que, salvo un caso, los otros 4
me resultó particularmente difícil evaluarlos. ¿Por qué? Pues porque estaban
enfocados a la etapa de secundaria y yo no estaba familiarizado con muchos
aspectos. Además de que no tengo formación ni conocimientos específico-técnicos
de las asignaturas implicadas en los proyectos que debía evaluar.
Así pues, dado
que no sé lo que es ser profesor de secundaria, decidí evaluarlo un poco desde el
prisma de estudiante, prisma que sí que he vivido y evaluarlo medio desde ese
prisma, medio desde el prisma de docente de primaria. No obstante, la
experiencia ha sido muy útil y esperanzadora. Útil porque algunas ideas sí que
podría adaptarlas y traerlas al aula de primaria y esperanzadora porque considero
que las ideas propuestas podían despertar la motivación y la curiosidad en el
alumnado, algo que es esencial para que haya aprendizaje. En cuanto a mis
aportaciones, espero que les hayan resultado útiles a mis “evaluados”.
¡Ah! Y por supuesto, evaluarlos también
ha servido para darme cuenta de esas carencias de conocimientos en otras áreas
que espero paliar en el futuro, aunque sea mínimamente y en otros niveles
educativos.
Para concluir y contestando a las preguntas que nos han hecho me gustaría decir
que sí, que he aprendido y mucho con la coevaluación y que sí, creo que me siento capaz
de planificar y diseñar un proyecto flipped.
Y sino, seguiremos intentándolo i avant (“y adelante”), como decimos en
mi tierra.
¡Saludos!